En el 2015 cuando decidí tomar el rumbo de la vida del emprendedor, desconocía tantas cosas, que hoy viendo en retrospectiva, podría decirse que es un camino de aciertos, desacierto y de vulnerabilidad constante.
En mi adolescencia, por circunstancias de mi vida y las heridas que se crean en el camino, tome la decisión de ser una mujer fuerte, que tenia que poder hacerlo todo, que no dependería de nadie y a la que nunca nada le sería difícil. Fue una carga muy, pero muy pesada la que en su momento me auto impuse, y a la que hoy veo como una estrategia de supervivencia que inconscientemente tome para asumir mis miedos.
Confieso que esta estrategia de ser una super mujer, me sirvió y fue la adecuada por varios años. Pues ello me permitió sacar adelante dos profesiones al mismo tiempo, me formo la disciplina, la constancia y la entrega total. Aptitudes con las cuales inicie mi historia de emprendimiento y que de no haberlas tenido, seguramente en el primer año me hubiese derrotado. Mi capacidad de organización, y una fe constante en mis capacidad me permitió dar vuelo a una historia que se fue consolidando rápidamente, el primer año logre alcanzar objetivos sorprendentes y eso me dio la suficiente confianza para saber que esa elección era lo que me correspondía.
Al pasar de los años esa mujer fuerte, que todo lo podía, la vida le empezó a cobrar factura, vivía en un estado de cansancio constante, no tenia tiempo para mí y mucho menos para mi familia o incluso para pensar en una relación de pareja estable. Y peor aun estaba dejando de disfrutar mi propósito, pues ese amor que le ponía a todo se estaba volviendo un sufrimiento, un cumplir incesante y una carga pesada. Durante ese proceso, recurrí a distintas estrategias que alivianaran ese peso, siempre me ha gustado el crecimiento personal y fue así como descubrí el maravilloso mundo del yoga, la meditación, el mindfullness, los aceites esenciales, la alimentación consciente y otros… Estas herramientas que sigo disfrutando, me aportaron mucho sin embargo mi deseo de crecer, expandir y controlarlo todo permanecían. Sentía que la única persona en capacidad de abarcar todo lo que requiere un emprendimiento lo debía hacer yo, por una falsa creencia a que nadie más se comprometería de la misma forma.
Llego el 2020, un año que a todos nos puso a prueba de distintas formas, y para esta historia sucedió algo inesperado y maravilloso que me obligo a aprender a soltar el control, a decir no puedo más sola y a decidir hacerlo de una forma diferente. ARB STUDIO me empezó a exigir una cantidad de retos que si o si me llevaron a buscar ayuda. En ese año tome la decisión de separar mi taller de la casa a un espacio aislado, empece a delegar varias de las áreas del negocio a personas que hoy valoro mucho, porque me mostraron que si es posible soltar las cargas, que se puede confiar y que el resultado puede llegar a ser mejor. Aquí quiero resaltar esa frase que dice “si quieres llegar rápido camina solo si quieres llegar lejos camina en grupo”, formar equipo de trabajo es lo que me ha permitido tener hoy la Libertad de vivir en la ciudad que soñaba, estar próxima a recibir a mi hijo y compartir mi vida con mi pareja.
Ahora me encuentro atravesando nuevos retos y muchas otras situaciones que me siguen llevando a reconocer mi fragilidad, a soltar control y a vivir el proceso de construir una vida emprendiendo.
Quiero agradecerte por llegar hasta aquí con esta historia, y me encantaría saber si te sientes identificada, si hay algo que me quieras contar o que te pueda ayudar. Para mí sería maravilloso aportarte algo desde mi experiencia. Escríbeme en los comentarios o déjame tu mensaje en mi correo.
2 comments on “EMPRENDER: Un aprendizaje de vulnerabilidad”
Malú
Me encanta tu forma de escribir… realmente transmites mucho con cada una de tus palabras! Sigue adelante!
Juliana_ARB
Gracias Malu por leerme!!! Realmente valoro tu comentario y tiempo para estar aquí! un cariñoso saludo 🙂